Vamos a seguir por el buen camino: el de los temas serios, aunque den risa. Hoy le toca al emprendimiento, esa palabra que se ha colado en todas partes: desde los discursos motivacionales hasta las reuniones con nombre de desayuno. Lo oímos tanto que a veces se vuelve ruido de fondo, pero no deberíamos dejar que se nos pase por alto.
Qué es el emprendimiento y su importancia
Porque el emprendimiento importa y mucho. Es una herramienta poderosa para quien quiere tomar las riendas de su vida, crear algo propio, transformar una idea en algo que respire, funcione y ayude. Es una palanca económica, emocional y cultural. Y por si todavía suena abstracto: es lo que te permite pasar de un “me han despedido” a un “voy a probar con esto, a mi manera”.
Eso fue exactamente lo que hizo Ana Brito cuando, en medio de una pandemia y sin más inversión que su móvil y su desparpajo, decidió grabarse a sí misma diciendo lo primero que se le venía a la mente. De ahí nació un proyecto, una comunidad ¡y hasta un libro!
Definición de emprendimiento
Emprender es no es otra cosa que identificar una oportunidad y hacerla realidad. Convertir una intuición en un plan, un plan en una acción y una acción en algo que genere valor. Dicho más bonito: consiste en la creación y gestión de nuevos negocios, impulsando la innovación y generando empleo en diversas áreas. Puede ser un negocio, una marca personal, una escuela, un vídeo o una idea absurda que se acaba convirtiendo en viral.
Y no, no hace falta tener traje ni despacho. Como demuestra Ana Brito, una voz clara, una idea bien enfocada y una comunida d que se sienta parte, ya son una empresa en marcha.
Historia y evolución de emprendimiento
El término “emprendedor” viene del francés entrepreneur y apareció por primera vez en el siglo XVIII. Desde entonces ha pasado por muchas manos y definiciones, pero lo esencial ha permanecido: es alguien que se remanga, se lanza, prueba, crea algo desde cero, dejando de planear y pasando a la acción de hacer cosas.
En el siglo XX, economistas como Schumpeter hablaron del emprendedor como agente de cambio y disrupción. En el XXI, con la digitalización, la cosa explotó: redes sociales, nuevas profesiones, acceso a formación online… De repente emprender ya no era solo montar una empresa. Era crear algo propio, incluso aunque no encajara en los moldes clásicos.
Lo interesante es que ahora emprender también puede implicar humor y cercanía. Ana Brito es el ejemplo vivo de cómo ese nuevo tipo de liderazgo no necesita solemnidad para ser creíble. De hecho, cuanto más real, mejor.
Tipos de emprendimiento
No todos los negocios nacen con una hoja de Excel o grandes inversores. Algunos surgen desde el sofá, hablando de lo cotidiano como si fuera filosofía de vida. Otros lo hacen desde una necesidad social, un impulso creativo o una obsesión por la eficiencia. Todos valen.
Exploramos ahora los principales tipos de emprendimiento, incluyendo ejemplos y estilos que no solo encajan en la teoría, sino también en la práctica. Ana Brito, por cierto, se ha paseado (con arte) por más de uno.
Emprendimiento social
Este tipo de emprendimiento no busca solo beneficios económicos, sino mejorar el mundo. Aquí los emprendedores se convierten en solucionadores de problemas: acceso al agua, inclusión, salud mental, sostenibilidad…
Ana Brito, sin bautizarse como “emprendedora social”, ha puesto foco en los cuidados, las emociones y lo cotidiano. Y eso es más disruptivo de lo que parece. En varios de sus contenidos ha hablado de la salud mental o del miedo al fracaso. Su proyecto, que empezó como humor, se ha convertido también en conversación social y emocional.
Emprendimiento cultural
Aquí hablamos de proyectos vinculados con la música, el teatro, la literatura, el audiovisual, la identidad y la cultura de una comunidad… Es uno de los terrenos donde más cuesta vivir, pero donde más valor se genera cuando se da con la tecla.
Para ejemplo de emprendimiento cultural, nuestra Ana Briten. Ha creado un lenguaje propio, una estética reconocible y un producto que es mitad guion, mitad branding. Desde sus vídeos hasta sus espectáculos en directo, pasando por su libro El lado bueno de las cosas y colaboraciones con marcas, todo tiene ese sello personal que nace de la cultura y no del marketing de manual.
Emprendimiento industrial
Optimización de procesos, maquinaria, tecnología aplicada a la fabricación o logística. Quizás no sea lo más sexy de contar, pero sí lo que permite que muchas cosas funcionen.
No es el terreno de Ana Brito (por el momento), pero el aprendizaje es el mismo: cualquier innovación que mejore una cadena de valor puede ser un proyecto emprendedor. Desde mejorar una cadena logística hasta rediseñar un envase biodegradable.
Emprendimiento digital
El emprendimiento digital es el más popular en la era post-pandemia: negocios que se crean y escalan desde internet, con herramientas tecnológicas y modelos escalables. Desde online shops hasta newsletters, cursos, asesorías, aplicaciones o canales de contenido.
Ana Brito ha demostrado que se puede emprender digitalmente sin renunciar a la voz propia ni al humor. Empezó subiendo vídeos en Instagram, se apoyó en el algoritmo, entendió el lenguaje de las plataformas y profesionalizó el proyecto con una tienda online, una comunidad creciente y múltiples colaboraciones de marca.
Vale, lo reconocemos: este post se nos ha ido de las manos. Sabemos que es largo (si supieras todo lo que nos hemos dejado en el tintero) y que en algún momento has pensado en saltarte párrafos. Pero también creemos que todo lo que hemos contado aquí tienechicha y merecía estar. Si has aguantado hasta aquí, ¡enhorabuena! Estás más cerca de emprender que muchos de los que solo lo dejan caer en unas cañas con amigos.
Coge aire que seguimos.
Características del emprendedor exitoso
No basta con tener una idea brillante: hay que tener agallas, constancia, foco y un poco de cintura para cuando la cosa se tuerza (que se va a torcer).
Las siguientes son algunas de las características reales que comparten quienes emprenden y logran mantenerse en pie.
- Planificar sin complicarte la vida: visión clara, herramientas simples y consistencia.
- Comunicar sin humo. Ana Brito lo dijo en una de sus publicaciones: “¿Quieres ser más productivo? Empieza por dejar de hacer como que lo eres 24/7.” Saber comunicar desde la verdad conecta. ¡Y eso es así!
- Escuchar (incluso cuando no te gusta lo que oyes). La capacidad de observar y transformar en mensaje es oro puro para cualquier emprendedor.
- También ayuda tener nociones básicas de números, marketing, gestión… Pero si no sabes de todo, rodéate de gente que sepa. No hace falta que finjas que controlas lo que no controlas.
- Emprender con creatividad y tolerancia al riesgo. Emprender no es solo repetir una fórmula. Es inventarte una solución donde no la hay. Y eso requiere creatividad y cierta tolerancia al susto. Emprender también es renunciar. A veces a tiempo libre, a planes cómodos, a seguridad…
- Liderazgo emprendedor y trabajo en equipo. En sus proyectos Ana Briten menciona a las personas que la acompañan, les agradece, las visibiliza. Y cuando algo se tuerce, se ríe antes de buscar culpables. Se trata de construir equipo desde la confianza. Ese estilo de liderazgo, basado en el respeto, la claridad y la humanidad, es una fortísima ventaja competitiva.
“¿Tú cómo te hablas?”, pregunta Ana en uno de sus posts más compartidos.
Es una invitación a revisar el diálogo interno antes de empezar a escalar nada.
Y si tú aún no tienes equipo, aplícate el cuento: no te hables mal, no te sabotees
y no te exijas como si fueras diez personas.
Financiación para emprendedores
El emprendimiento implica pasión, ganas, visión, pero también va de números. De hecho, puede que sea uno de los factores primordiales para arrancar. Porque por muy buena que sea tu idea, aunque te la aplaudan en las cenas familiares, si no hay financiación, no hay fiesta.
Bootstrapping
Es lo que hizo Ana Brito en 2020: cámara del móvil, cuenta de Instagram y cero euros de inversión. El bootstrapping (traducido al español como “arranque”), es construir sin financiación externa, usando tus propios medios (tiempo, energía y, si toca, tus ahorros). Lo que viene siendo el arte de apañarte con lo que tienes. Te obliga a validar rápido, a moverte con cabeza y a mantenerte muy cerca del barro. Puede que no tenga glamour, pero sí mucho mérito.
Capital riesgo
Aquí entran los inversores, los business angels, los fondos… Sí, te dan dinero, pero también te piden crecimiento, reportes, una dirección clara y resultados. El capital riesgo tiene un horizonte de inversión a medio-largo plazo. No es para cualquier tipo de emprendedor ni para cualquier fase del negocio, ya que se espera una alta rentabilidad de la operación. Te podría funcionar si tu idea escala rápido y si tú sabes en lo que te metes.
Subvenciones y programas de apoyo
Existen muchas ayudas que financian el emprendimiento en diferentes sectores. No suelen llegar solas: hay que presentarse, justificar, entregar papeles y tener paciencia. Pero si lo haces bien, es dinero que impulsa sin pedirte parte del pastel. Merece la pena tramitarlo.
Si necesitas una asesoría para emprendimiento, búscala antes de dejar pasar una convocatoria por falta de tiempo o ganas. A veces el mejor socio es el que te ayuda a conseguir la ayuda.
El dinero no crece, pero se estira. Así que más allá de cómo consigas la pasta, lo importante es no fundírtela en tonterías. Prioriza lo que da retorno (aunque sea emocional), automatiza lo que puedas y no te enamores de herramientas carísimas que luego no usas. Si algo no aporta valor o no te da alegría, a otra cosa.
Impacto del emprendimiento en la economía actual
Detrás de cada emprendedor hay más movimiento del que parece: empleo directo e indirecto, consumo, innovación, formación, comunidad. A pequeña y gran escala, el emprendimiento dinamiza economías y pone en marcha sectores dormidos.
En países con tasas altas de desempleo o con mercados saturados, emprender puede ser el único camino viable. Pero incluso cuando no hay urgencia, emprender aporta frescura y competencia. Además, el emprendimiento fomenta la innovación, permitiendo que surjan soluciones a problemas contemporáneos. Hoy en día, iniciativas que combinan objetivos económicos con un enfoque en la sostenibilidad y lo social están marcando un nuevo paradigma, haciendo del emprendimiento no solo una fuente de ingresos, sino también un agente de cambio positivo en la sociedad.
Y lo mejor: cuando alguien cercano emprende y le va bien, se genera un efecto espejo. “Si alguien ha empezado así y ha llegado tan lejos, yo también puedo”. Y eso es más contagioso que cualquier campaña institucional. Por eso, el emprendimiento no solo impacta la economía: moldea la cultura.
Emprendimiento a lo Briten: no necesitas permiso, solo lanzarte
No vamos a engañarnos. El emprendimiento, y más concretamente el emprendimiento digital, no es solo una opción, es el hábitat natural de casi todo lo que está naciendo ahora. Si antes para emprender necesitabas un local, un préstamo y alguien que te hiciera los carteles, hoy basta con una idea, conexión a internet y una forma original de contarla. El mercado ya no espera a que abras la persiana porque las ofertas están a un clic.
Ana Brito lo hizo sin tienda y sin inversores. Lo hizo con contenido, con continuidad y con una mirada propia. Esa es la tecnología que importa: no es la herramienta, sino el enfoque.
Así que, si estás pensando en emprender, que no te frene la perfección ni el miedo a que lo tuyo no parezca “profesional”. Lo profesional es arriesgarse y hacerlo. Lo demás es envoltorio. Al final de cuentas, emprender es exponerse. Y eso, con humor, puntúa el doble y sin trampa.
