Hablar de productividad con Ana Brito es alejarse de los tópicos de siempre: no va de madrugar a lo loco ni de tener cinco apps abiertas para organizar cada minuto del día. Su enfoque es mucho más realista y, sobre todo, más humano.
Después de hacer El Curso de tu Vida del Mago More, Ana incorporó herramientas útiles filtradas por algo esencial: el sentido común. Para ella, la productividad no tiene que ver con hacerlo todo, sino con hacer lo que importa sin perder el humor ni la salud mental.
Sabemos que nuestro último post —sí, ese, ese sobre emprendimiento del que todavía te acuerdas— fue intenso. Lleno de ideas, ejemplos y scroll infinito. Alguno acabó con agujetas en el dedo y con la cabeza echando humo. Pero tranquilos, que este va al grano. La productividad, bien entendida, no tiene por qué agotarte… ni al aplicarla, ni al leer sobre ella.
Qué es la productividad
La productividad no es hacer mil cosas en un día ni tener la agenda llena de colores. Es hacer lo que toca sin perder energía en lo que no, y Ana Brito lo tiene clarísimo. Después de años probando, fallando y riéndose por el camino, ha aprendido que ser productiva no es ir más rápido, sino ir en la dirección correcta.
Y sí, hizo el curso del Mago More. Y sí, aplica cosas. Pero lo hace a su manera: sin obsesionarse y sin vivir con una app abierta para cada respiro. Este post va de eso: de entender la productividad como algo que suma, no que agobia.
Para ella, productividad es avanzar sin perder el norte. Es saber cómo mejorar la productividad personal sin dejarte la salud mental en el intento. También es encontrar fórmulas que encajen contigo, ya trabajes desde casa, con niños alrededor, o en un coworking sin café decente.
Por qué la productividad importa
La productividad no es solo un tema de empresas, líderes o apps de moda. Es una herramienta para tener más claridad, más energía y más tiempo para lo que realmente importa. Por eso, Ana Brito la defiende sin ponerse intensa: no como una obsesión por hacer más, sino como una forma de lograr más en menos tiempo sin dejarse la piel en el intento.
Aplicar bien la productividad puede suponer un antes y un después, sobre todo si trabajas sola, si tienes tu propio negocio o si haces malabares entre proyectos. Y en el caso de Ana, se nota: gracias a un sistema que ha ido adaptando con lo que aprendió en el curso del Mago More, ha podido equilibrar contenido, equipo, clientes y vida personal sin acabar todos los días al límite.
Es un cambio de enfoque. No se trata de controlar cada minuto, sino de saber a qué decir que sí, a qué decir que no, y cómo organizar tu día para ser productiva sin vivir en piloto automático. Porque cuando tu energía está enfocada en lo que sí suma, el resto deja de pesar tanto.
Y aquí entra también algo que Ana Brito ha compartido en entrevistas y charlas: el efecto contagio. Cuando tú te organizas mejor, todo a tu alrededor empieza a fluir más: los proyectos se encadenan, las ideas se ordenan, incluso los equipos colaboran mejor. La productividad en el trabajo remoto, por ejemplo, mejora muchísimo cuando hay claridad y foco desde la base.
En resumen: no es solo por ti. Es por todo lo que depende de ti.
Factores que influyen en la productividad
La productividad no depende solo de la fuerza de voluntad. Hay muchos factores que la impulsan o la frenan, y Ana lo ha comprobado en su propio trabajo: desde el estado de ánimo hasta la tecnología que eliges, todo cuenta.
Uno de los pilares es el entorno humano. Cuando trabajas con gente que se entiende, se respeta y se comunica bien, las cosas avanzan. En el caso de Ana, se nota que hay una cultura de equipo que prioriza la confianza, la claridad y los tiempos reales. Eso también es productividad en el trabajo remoto, aunque a veces implique WhatsApps con gifs y reuniones que arrancan con una risa.
La tecnología, bien usada, también marca la diferencia. No hace falta tener veinte plataformas, pero sí saber elegir. Ana ha hablado en varias ocasiones de cómo usa herramientas que le simplifican la vida: desde apps de productividad para teletrabajo hasta sistemas muy básicos, como una agenda en papel que no falla nunca. El punto está en que las herramientas estén al servicio del trabajo, y no al revés.
Y luego está la parte más invisible: la organización personal. No hace falta tener una rutina perfecta, pero sí tener un sistema que te permita avanzar sin improvisar cada día desde cero. Ahí entran desde herramientas gratuitas para productividad hasta pequeños hábitos que ayudan a no caer en la multitarea eterna. Ana Brito lo aplica combinando sentido común con cosas que ha aprendido por el camino (algunas del curso de More, otras a base de ensayo y error).
Cuando esos tres factores —personas, herramientas y organización— se alinean, se nota. No porque todo sea perfecto, sino porque hay fluidez. Y en ese punto, la productividad deja de ser una meta y se convierte en una forma de estar.
Productividad en España: luces, sombras y realidad
Hablar de productividad en España es hablar de contrastes. Hay sectores que han avanzado muchísimo en digitalización, automatización y trabajo remoto… y otros donde aún cuesta soltar las inercias de siempre: reuniones que no van a ningún sitio, horarios eternos y poco foco en lo que de verdad importa.
La parte buena es que hay margen. Herramientas hay, talento también. Solo falta cambiar el chip. En el caso de la productividad en pequeñas empresas, por ejemplo, no se trata de implantar sistemas imposibles, sino de poner orden en lo básico: saber en qué se va el tiempo, qué tareas aportan valor y cómo liberar espacio para lo que impulsa el negocio.
¿Soluciones? Las hay y son más accesibles de lo que parece. Nos atrevemos a enumerar algunas:
- Invertir en herramientas gratuitas para productividad que realmente simplifiquen.
- Aplicar rutinas proactivas diarias que den estructura al día sin rigidez.
- Fomentar una productividad sin estrés laboral, donde la eficiencia no esté reñida con el bienestar.
- Y algo fundamental: dar autonomía a los equipos sin perder la visión conjunta, sobre todo en contextos de productividad híbrida: oficina y remoto.
No se trata de cambiarlo todo de golpe, sino de empezar por algo que funcione hoy. Lo pequeño también transforma.
Estrategias de Ana Brito para mejorar la productividad
El enfoque de la Briten es realista, adaptable y se basa en cosas que ha probado en su propia rutina. Ojo, que esto aplica a todos: productividad para autónomos y freelancers, productividad para estudiantes universitarios, productivdad para líderes de equipo remoto, productividad para profesores y docentes…
Algunas de las estrategias de productividad que le funcionan a Ana Brito y que tú también puedes aplicar a partir de ya son:
- Divide tu día por bloques de intención. No hace falta que uses un sistema suizo, pero sí saber qué bloque del día vas a dedicar a crear, contestar, reunirte o descansar. Esto, aprendido en parte, como ya mencionamos, de El Curso de tu Vida del Mago More, le ha permitido tener más foco y menos desgaste. Es clave para quienes buscan mejorar la productividad con gestión de tiempo digital.
- Elige bien tus herramientas. No se trata de usar lo último, sino lo que de verdad te sirve. En su caso, combina apps básicas con sistemas manuales, dependiendo del tipo de tarea. Hay muchas apps de productividad recomendadas para Mac o Android, pero lo importante es que no te compliquen más la vida de lo que te la resuelven.
- Planifica la semana, no el caos. Tener una visión global evita improvisar todos los días desde cero. Ana Brito dedica un rato a revisar lo que viene y definir prioridades. Una buena planificación semanal para aumentar productividad no es rigidez: es libertad con rumbo.
- No lo hagas todo tú. Delegar o apoyarte en personas clave es parte del juego. Ana ha aprendido a dejar de microgestionar, lo que ha mejorado no solo su tiempo, sino el de su equipo. Esto aplica especialmente si trabajas en remoto o lideras un equipo: la productividad con trabajo colaborativo remoto no se construye a base de estar en todo.
- Automatiza lo repetitivo. Desde respuestas automáticas hasta tareas de gestión, hay cosas que no necesitan tu atención diaria. Es ahí donde entra la productividad con automatización de tareas. Ana no automatiza todo, pero sí lo justo para dejar espacio a lo que sí requiere cabeza.
- Pon límites a la multitarea. Tener mil pestañas abiertas no es señal de productividad, sino de agotamiento. Ana ha ido entrenando su enfoque en tareas concretas, lo que se alinea con las técnicas para evitar distracciones y mejorar productividad que cada vez más profesionales están adoptando.
- En este post de LinkedIN sobre técnicas de productividad, Ana Brito te da un truco extra
Mientras muchos se empeñan en cronómetros y rituales imposibles, Ana Briten defiende una productividad más humana: priorizar bien, dejar espacio para pensar, utilizar la fórmula que te funcione a ti y saber que no pasa nada si no lo haces todo.
Su enfoque se basa en avanzar con intención, sin perder el humor ni agotarse por el camino. En lugar de hacer más cosas, pone el foco en hacer bien lo que realmente importa.
