Estoy escribiendo este post de resaca, sufriendo infinitamente por que hoy ya no es ayer. Tengo que reconocer, que probablemente ayer acudiera a la fiesta más heavy del planeta tierra, y es bastante probable que no me vuelvan a invitar nunca a nada más. Lo entiendo, pero no lo comparto.
Me lo bebo TODO, como sin cesar, bailo en circulo con gente que no conozco, me auto presento, me meto en conversaciones ajenas. Dramático. Es la primera fiesta a la que voy con actores, show, casino, múltiples Dj, banda en directo, humo, vino sin fin. Oh my god. Great gatsby es light en comparación con lo de ayer. Que chic en la vida.
Brutal, épica, chic, divina, gloriosa, increíble, suprema, oh todo poderosa, genial, estupenda, indescriptible, acojonante, insuperable, curraderrima, escandalosamente chic e inolvidable. Así fue la fiesta de ayer. Y me quedo corta.
Entonces he pensado, ya sabéis – pienso mucho, que la única forma de vivir de nuevo algo como lo de ayer… es crearlo yo. La fiesta de Briten. Esque me pongo nerviosa solo de pensarlo. Fuegos artificiales, velas, el circo del sol, gente pintando caras, alcohol der güeno, cocktails, gogós, ¿que más queréis?
Ta to pagao.
Qué tema preferís; grease, disney, indios y vaqueros, romanos, egipcios, hippie, futurista, hawaiana… Demasiadas ideas. A tomar por culo, fiesta anual, mucho más chic. Que Jeffrey se encargue de todo. Ya estás tardando.
Mientras tanto, hasta que las pueda pagar (como en el 2050, por ejemplo) me seguiré acordando de ayer, de esa fiesta que nunca volveremos a vivir en la que volvimos a los años 20 como si de Peaky Blinders se tratara.