Después de unos merecidos días de descanso he llegado a la cruda, cruel y dichosa realidad. Propongo un suicidio colectivo como los americanos al creerse que llegaba el fin del mundo en el 2012. Es doloroso pensar que aquellos «American Gangsters» decidieron quitarse la vida por lo que dijeron hace miles de años unos mayas borrachos (de after, obviamente) tras beberse una botella de tequila.
El caso es que llego a mí puesto de becaria (hola jefe, si me lees te dejo que me contrates no sólo porque te recuerdo que no tengo padre, sino porque te está leyendo mucha gente que te matará si no lo haces) y me encuentro con que algunas de mis compañeras han recibido lo que yo denomino como “La visita de Stalin”.
La visita de Stalin es un término que me acabo de inventar pero que el resto de la humanidad lo denomina como menstruación, regla y/o revolución asesina de hormonas. Otra cosa no, pero imaginación no me falta, mi término es el mejor de todos Y LO SABES. La visita de Stalin es una visita mensual que reciben todas las mujeres del mundo mundial y que hacen que todas las personas de su alrededor sufran las consecuencias de la misma llegando incluso a morir.
Por ello he decidido analizar las consecuencias mortales de La visita de Stalin para que todo hombre sepa que puede morir durante estos momentos de la vida de una mujer. A parte de los síntomas inofensivos como dolores de tripa y el crecimiento abismal de los senos (cosa que por cierto debéis agradecer a dios, pequeños grandes cerdos) voy a centrarme sobre todo en los cambios de humor que hacen que una mujer vaya de la risa al llanto en cuestión de milisegundos.
Cuando Stalin nos visita nos invaden sentimientos de melancolía, sensibilidad incontrolable, emoción incomprendida y este tipo de cosas que un hombre jamás entenderá. Lloramos con una canción, un olor, un ruido, una fotografía, un cuadro, una comida rica, una copa tonta… En fin que lloramos por todo y sin razón: NIENTRE EXPLICAZZIONE. De ahí que veas a tu novia llorar y la preguntes preocupado pensando que es posible que esté embarazada “¿Pero por qué lloras Godofreda? ¿POR QUÉ?” A lo que te contesta entre sollozos: “No lo seeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee”.
Es en estos momentos cuando vosotros debéis mimarnos con besos y abrazos en modo non-stop. Nos convertimos en niñas perdidas en un parque de atracciones con el osito en la mano sollozando sin entender por qué están solas. Y como tu novia este llorando y vayas tú, VALIENTE, y te descojones en su cara… prepárate para morir. Nunca, pase lo que pase y aunque hayas inhalado gas de la risa, oses a reírte en su cara. Morirás.
“Soy feaaaaaaaaaaa”, “estoy goooorda”, “no sirvo para naaaaaaaada” etc. Todo lo vemos negro, ya puede hacer un día cojonudo que a nosotras nos va a parecer que estamos en plena tormenta del Mago de Hoz. Todo lo vemos negativo, nunca positivo. Por mucho que nos intentéis animar siempre tenderemos a contestar con frases como “tú no lo entiendes”. Porque no lo entiendes, no entiendes nada. Estamos con semejante revolución de hormonas que ahora te miro y te mato cabrón. No lo fucking entiendes y si te digo que estoy fea, es que estoy fea. Y AHORA TRAEME CHOCOLATE.
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Violencia extrema
Cuando llegamos a un climax de sollozos y furia incontrolable, La visita de Stalin convierte los glóbulos rojos en pequeños soldaditos con ganas de destrucción masiva al más puro estilo Hiroshima. Somos una mezcla entre Thor, Batman, el hombre de la máscara,Tom Raider y… Chiquito de la calzada. Este cocktail Molotov puede convertirse en una máquina de matar que ataca a base de bofetadas. Pero OJO, hay tres tipos de bofetadas amenazantes:
– Bofetada denominada como “Ostie”: consiste en estirar el brazo derecho, girarlo 90 grados hacia la derecha y con fuerza cruzar la cara del individuo de manera que su cara quede de lado y con una marca de cinco dedos en el moflete.
– Bofetada denominada como “Ostie Pute”: consiste en hacer lo mismo sólo que una vez la cara de la víctima este de lado, se la giremos de nuevo realizando el mismo movimiento en dirección contraria. De esta manera tendremos una marca de cinco dedos en ambos mofletes.
– Bofetadas denominadas como “Ostietes”: Estas son un conjunto interminable de mini tortas cuyo objetivo siempre son los brazos o pecho de la víctima. Se realizan haciendo un movimiento parecido al de los perros cuando nadan sólo que con fuerza. Muchas veces mientras tenemos este tipo de conducta gritamos a ritmo de torta frases asesinas e hirientes como: “TE-O-DIO”.
Tergiversación de las palabras y hechos.
Durante la vista de Stalin las mujeres tenemos un poder sobrenatural de tergiversar frases que osen decir algo que no queremos escuchar. SIEMPRE conseguimos que la otra persona llegue a plantearse la crueldad de unas palabras tan simples como “Hola, ¿Qué tal?”.
Cuando escuchamos una frase que no nos ha gustado ni un pelo nos quedamos mirando fijamente a la otra persona con una cara de sufrimiento/cabreo máximo. Posteriormente cogemos aire y decimos con voz de chula prepotente: “Acaso estas diciendo que”. La otra persona, pone cara de retrasado mental intentando explicarse a sí mismo como hemos llegado a esa absurda conclusión, cuando te contesta algo parecido como “pero ¿qué dices? ¡Estás loca!”. Es aquí cuando se apodera de nosotras la violencia extrema y procedemos a dar las correspondientes “ostietes”, “ostie” y/o “ostie pute” en función del grado de tergiversación que adoptemos.
Espero que después de estas advertencias entendáis que la solución a nuestra demencia mensual la solución es siempre mimarnos, llevarnos de compras, llenarnos de besos, obedecernos, querernos, llevarnos la corriente y nunca, jamás en la vida hacer nada que nos pueda molestar. Que dios os ayude.
Y hasta aquí el post del día. Paz nenes.
p.d. Quiero dejar claro que gracias a unas fotos que ví de mi gran amigo (y Don Juan) Fernando Dornellas con su Land Rover, mencioné este coche en el post de Sotogrande. Él es el amo Y LO SABE.